Lisboa, Portugal, Sintra

Día 3. Sintra. Un cuento de hadas muy cerca de Lisboa

Hola mundo.

Hoy nos tocaba retroceder en el tiempo, y volver a la época de los castillos, de las casas de cuento y de fincas llenas de misterio. Sintra nos espera, ¿te vienes?
Al despertar lo primero que hicimos fue ver el pronóstico del tiempo. Habíamos tenido mala suerte y las previsiones no eran buenas. Pero no podíamos dejar pasar un día porque si no perdíamos la oportunidad de ver Sintra.
Para llegar fue muy sencillo, con nuestro queridísimo Google Maps, cogimos la carretera N117, luego cambiamos a la A37 hasta la N249 para llegar a Sintra, y seguimos por la N375 hasta Estrada da Pena,  llegamos en unos 40 minutos. Nuestro primer punto del día era el Palacio da Pena. Subimos con el coche hasta la puerta del recinto y pudimos aparcar fácilmente allí, porque hay varias explanadas a modo de Parking (era gratis aparcar). Al llegar a la taquilla queríamos comprar la entrada conjunta para el Palacio da Pena y el Castelo dos Mouros, pero como hacía tan mal tiempo, la chica que vendía las entradas nos recomendó no comprarla conjunta ya que si seguía haciendo mal día, no íbamos a disfrutar del Castelo, por lo que le hicimos caso y compramos sólo la del Palacio,(se puede comprar la entrada para el Castelo en el mismo recinto y sólo varía el precio en 1€ más) y ya de paso compramos también el ticket para el shuttle que sube directamente hasta la puerta del palacio. Este recorrido se puede hacer andando y así os ahorráis los 3€ por persona que es lo que cuesta el billete, pero en nuestro caso hacía tan mal tiempo que no teníamos ganas de llegar hechos una sopa y hacer la visita empapados. Se tarda muy poco en subir, (unos 5 minutos en el bus) y como hemos dicho antes, os dejarán justo en la puerta del palacio.
Palacio da Pena

 

Datos de interés
Palacio da Pena
Estrada da Pena, 2710-609 Sintra.

Tarifa: 14€ por persona

Shuttle: 3€ por persona
Horario: Todos los días 09:45 a 19:00
Durante el Siglo XIX, el Palacio da Pena, fue una de las residencias de la familia real portuguesa. y en 1995 fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.
Empezamos nuestra visita ascendiendo por una cuesta por la que se accede al Palacio,  y ya desde este mismo instante empezamos a «flipar» con lo bonito que era todo, y eso que hacía un día de perros, llovía intermitentemente por lo que no podías dejar el paraguas guardado y además hacía mucho viento. Estuvimos primeramente caminando por las diferentes terrazas que tiene y subiendo a las torres. El frío nos obligó ha hacer una parada en nuestra visita para poder tomar un café calentito y así entrar en calor. Hay una cafetería dentro del palacio, junto a una de las terrazas principales (precio del café con leche 2.10€, aunque no es del todo barato, se agradece tener cafetería en el recinto).
Repuestas nuestras fuerzas, nos fuimos directamente al interior del palacio, subiendo hasta la primera planta que asombrosamente está enteramente decorada. Esto fue una de las cosas que más nos sorprendió, ya que estamos acostumbrados a encontrarnos las estancias vacías o con muy poca decoración, pero en esta ocasión no le faltaba detalle, hemos podido ver desde una mesa completamente vestida para una comida, pasando por el baño, donde el protagonismo lo cobraba una peculiar bañera y quedarnos boquiabiertos con las diferentes habitaciones que conformaban el palacio, de hecho no podemos quedarnos con una estancia en concreto ya que todas tenían algo que las hacía especiales.
Comedor del Palacio da Pena

 

Bajamos a la planta principal de nuevo, y llegamos a lo que era la cocina, donde nuevamente estaban expuestos todos los utensilios necesarios para elaborar los platos, ollas de diferentes tamaños, cazos, platos, cubertería, todo lo que una cocina debe tener estaba expuesto, sólo que con unos pocos años más de antigüedad.

Nuestra opinión: ¿Merece la pena la visita al Palacio da Pena? Sí. Sin lugar a dudas volveríamos a visitarlo, es cierto que el precio de la entrada puede parecer elevado, pero hay que entender la labor tan grande que tienen que hacer para mantenerlo intacto, ya no sólo en la estética del propio castillo, sino de todo lo que atesora en su interior. Nuestra visita duró aproximadamente 1 hora y media, así que tenedlo en cuenta para cuando organicéis vuestra visita.

Viendo el tiempo que hacía, y que la previsión no mejoraba decidimos omitir la visita al Castelo dos Mouros. Nos quedó una pena enorme, pero teníamos más cosas que visitar y preferimos ir directamente al siguiente punto del día.
Comimos algo rápido ya que eran casi las 2 de la tarde,  preferimos llevarnos algo de picar para no tener que perder tiempo buscando sitios para comer. Bajamos nuevamente al pueblo y fuimos en busca de la Quinta da Regaleira. Llegar es muy sencillo, ya que en la carretera hay indicaciones, y sino con Google Maps llegáis sin problemas. Ahora venía lo difícil, aparcar. Dimos varias vueltas por todo el pueblo y tuvimos la suerte del siglo, ya que justo cuando pasábamos por la carretera principal, nos habían dejado un sitio libre, junto al desvío que debíamos coger para ir a la Quinta, por lo que fuimos tranquilamente dando un paseo.
 Por si os preguntáis que tiempo hacía … seguía lloviendo, aunque cuando llegamos a la Quinta dejo de llover, nos respetó el tiempo y no volvió a caer una gota en toda la tarde.
Datos de interés:
Quinta da Regaleira
R. Barbosa do Bocage 5, 2710-567 Sintra
Horario:De Octubre a Marzo: 09:30 a 18:00
De Abril a Septiembre: 09:30 a 20:00
Tarifa: 6€

Poder describiros en pocas palabras lo que es la Quinta  da Regaleira se nos hace complicado. Una forma acertada de poder hacerlo sería explicaros que es un conjunto de cosas que ver. Y decimos conjunto porque a diferencia de nuestra anterior visita, la Quinta contiene unos jardines preciosos, grutas sorprendentes, pozos únicos, una capilla, un palacio asombroso y aún así nos quedamos cortos.

Quinta da Regaleira

 

Empezamos nuestra visita intentando encontrar el famoso «Pozo Iniciático». Este punto es uno de los más conocidos de la Quinta y a su vez uno de los más asombrosos, pero iremos por partes, ya que a cada paso que dábamos nos parábamos para hacer infinidad de fotos. Primeramente llegamos a una explanada llamada el Portal de los Guardianes, en ella había una terraza con torreones a los lados y se podía subir para poder admirar el paisaje.
Quinta da Regaleira

 

Seguimos ascendiendo por la finca, y llegamos a un pozo llamado «sin terminar» y al verlo entenderéis porque recibe tal nombre. A cada paso que íbamos dando hacíamos infinidad de fotos, por lo que podéis imaginar lo especial del lugar. Y de repente, sin esperarlo lo encontramos. El Pozo Iniciático.
Un rincón lleno de gente nos hizo darnos cuenta de la gran expectación que genera. Como su propio nombre indica este pozo, o también torre invertida, fue utilizado en los ritos masónicos de iniciación, tiene una profundidad de 27 metros y en el fondo se encuentra la imagen de una rosa de los vientos con una cruz templaria. Para llegar a él hay dos formas, una de ellas se encuentra junto al paseo que asciende por la finca y llegamos a la parte alta del pozo, y la otra es a través de una de las grutas que nos llevarán hasta su base. Las grutas no están iluminadas completamente, sino que al principio de estas (hay varias grutas y no todas llevan al pozo) hay una hilera de luz led en el suelo, pero que a mitad del recorrido se termina, por lo que todos íbamos usando la luz del móvil. Se puede tanto bajar como subir por las escaleras del pozo, pero al ser un punto muy concurrido se hace un poco complicado porque las escaleras son estrechas y todo el mundo se para ha hacer fotos.
Pozo Iniciático

Este es uno de los puntos clave de nuestra visita pero no el único, ya que la Quinta da Regaleira es más que el pozo iniciático. Si continuamos con nuestra visita por esta preciosa finca, nos encontramos con pasadizos que parecen sacados de una película de Indiana Jones, donde sin esperarlo, a la vuelta de la esquina nos quedaremos con la boca abierta.

Camino de piedras dentro de una de las grutas
Llegamos a otro de los puntos importartes, La Capilla. En ella podremos volver a ver la cruz templaria decorando el espacio y nos damos cuenta que para el creador de la finca, esta cruz era muy pero que muy importante ya que la encontramos en todo el recorrido.
Sin detenernos demasiado, (ya empezaba a llenarse de gente y era un poco molesto) nos dirigimos al Palacio. Una de las partes más importantes de nuestra visita. Por si os interesa, justo al lado del palacio hay una cafetería y aseos.

Nota: Cuando nosotros visitamos La Quinta da Regaleira en marzo de 2018, la planta alta del palacio se encontraba en obras, por lo que no pudimos verlo. No sabemos la duración de las mismas, ya que sólo se informaba de trabajo de restauración, pero no indicaban una fecha de finalización.

Empezamos nuestra visita al palacio admirando la decoración de las distintas habitaciones, pero a diferencia del Palacio da Pena, éstas no estaban tan decoradas, pero igualmente eran asombrosas, y disfrutaban de unas vistas espectaculares. Como os habíamos dicho antes la planta alta estaba cerrada por lo que esta visita fue más bien rápida, unos 20 minutos.

Nuestra opinión: Recomendamos sin lugar a dudas la visita a la Quinta da Regaleira, aunque pueda parecer raro, a nosotros casi nos gustó más ésta que la del Palacio da Pena, y mira que el Palacio nos encantó así que haceros una idea de lo bonita que puede llegar a ser. Nuestra visita duró unas 2 horas y no nos paramos demasiado en cada punto ya que habíamos leído que era una visita larga y así fue.

Antes de subirnos al coche y dirigirnos a la siguiente parada del día, no quisimos irnos de Sintra sin probar su postre típico. Si bien en Lisboa es común pedir un «Pastéis de Belém» en Sintra deberemos pedir una «Queijada» (se pronuncia Queixada) y aunque puede parecer similar, no tiene nada en común ya que este pequeño pastelito esta hecho de una mezcla de leche, queso, huevos y azúcar. Nosotros las probamos en una de las pastelerias más conocidas de Sintra llamada Piriquita que se encuentra en la R. Padarias 1, (Queijada 0.90€/unidad)
Ahora si poníamos punto y final a nuestra visita a Sintra, sabiendo que volveremos porque no ha enamorado. Eran las 5 de la tarde, y antes de volver a nuestro apartamento teníamos aún varios puntos por ver. El siguiente sería Cabo da Roca.
Cabo da Roca es el punto más occidental de la Europa continental y gracias de nuevo a nuestro Google Maps llegamos sin problemas. Volvimos a coger la N247 hasta Estrada do Cabo da Roca y tardamos una media hora aproximadamente. Os recomendamos que disfrutéis del paisaje, porque son carreteras con muchisímo encanto. Al llegar, no tardamos en aparcar, es sencillo ya que hay bastante sitio.
Cabo da Roca

 

Nota: Llevaros una chaqueta fina, porque suele hacer bastante viento y se nota la bajada de temperatura.

Aquí sólo tenéis que admirar el maravilloso paisaje. El acantilado que ha sido perfilado por la labor de las olas rompiendo contra él, os dejará boquiabiertos con sus casi 140 metros de altura. Además hay un faro, que si os gustan tanto como a nosotros, no pararéis de hacerle fotos.
Pusimos rumbo a nuestra última visita del día, nuevamente tomamos la N247 y conectamos con la N9-1 y seguimos hasta la Av. Rei Humberto II de Itália , tardamos unos 30 minutos en llegar. Aquí había que cruzar literalmente Cascais, pero disfrutaréis del paseo por el pueblo. Se nota que Boca do Inferno es una de las visitas obligadas, porque estaba todo muy bien señalizado y casi no tuvimos que usar el Gps. Al llegar había más gente pero igualmente pudimos aparcar muy cerquita (había bastante sitios libre para aparcar).
Pese a que había mucho público, no tuvimos problemas para hacer fotos sin que apareciera ningún «extra». El tiempo nos había dado una tregua esa tarde en lo que a lluvia se refiere, pero en el mar la cosa no se había calmado, por lo que pudimos disfrutar del increíble espectáculo que nos regalaba la naturaleza.
Boca do Inferno

 

Nota: Aunque parezca seguro, os recomendamos no intentar subir a las rocas para ver las olas , ya que en días malo como en el que fuimos nosotros, suben muy fuerte y podéis llevaron un gran susto. Os decimos esto, porque cuando estuvimos allí, vimos a varias personas acercarse demasiado al borde y puede ser muy peligroso. 

Se nos había pasado el día volando, habíamos disfrutado como enanos cada una de las visitas que habíamos hecho y de vuelta a nuestro apartamento fuimos por todos los pueblecitos de la costa hasta llegar a Lisboa, y fue increíble por lo que os lo recomendamos al 100%
Sed felices y hasta pronto coleccionistas.

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